Tri-Ace es sin duda el hijo no amado de finales de los 90 y principios del milenio. Sus aportaciones, numerosas y exigentes por su enfoque dinámico del combate y la relativa complejidad de su escenario, a menudo quedan de lado frente a las licencias más ruidosas de la época, Final Fantasy o Dragon Quest a la cabeza. En la mente de algunos entusiastas, el estudio representa perfectamente el espíritu de los noventa y, en particular, este deseo, hoy más raro, de ofrecer al jugador universos suficientes en sí mismos, sin explicaciones escandalosas ni excusas en cuanto a su contenido creativo. Star Ocean: The Second Story es testimonio absoluto de ello, y su propia naturaleza lo condenaba a seguir siendo un objeto de culto, compartido por unos pocos fanáticos de los que sin duda es uno de ellos el autor de estas líneas. Esto, hasta que nos hablaron de un remake surgido de la nada, un proyecto que sólo podía generar sorpresa, que sólo fue igualada por el asombro en los albores de las primeras imágenes presentadas por Square Enix. A pesar de estos prejuicios bastante positivos, el hecho de conocer a Gemdrops, estudio del muy heterogéneo Crystar, responsable de la tarea fue suficiente para generar cierta preocupación. Está claro que nos equivocamos: con Star Ocean: The Second Story R, ​​Gemdrops se ha consolidado brillantemente aquí en el ejercicio del remake.

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German Marla
Si hubiera una ciencia basada en el código binario, sería su principal deboto. Dame juegos y circuitos y me harás feliz. Residiendo en Sevilla.