Una de las historias paralelas más tristes de la década de 2010, aunque en gran medida autoinfligida, fue la caída en desgracia de Peter Molyneux. Si bien el legado de Molyneux en los juegos nunca se puede cuestionar, y ha sido un jugador clave en muchos juegos geniales e influyentes, la era 22Cans (su estudio posterior a Lionhead) lo vio comenzar en el modo de ladrador de carnaval completo y prometer demasiado sobre los juegos del estudio, capacidades y lo que lograrían con ellas. Siguió el malestar general sobre la exageración versus la realidad, antes de que la bomba sobre el ganador de Curiosity que 22Cans le dio la espalda al ganador de Curiosity volviera el sentimiento público firmemente contra Molyneux.

No creo que su reputación se haya recuperado o se recupere de ese fárrago y, claramente herido por la experiencia, Molyneux ha estado relativamente tranquilo en los últimos años. El hombre es un lío de contradicciones: a veces parece genuinamente visionario, incluso ahora, y otras como un mercachifle. Y ahora él y 22Cans están de regreso pero, de una manera familiar, promocionando algo sin poder respaldarlo.

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Dario Reblon
Me apasiona la fotografía y la tecnología que nos permite hacer todo lo que siempre soñamos. Soñador y luchador. Actualmente residiendo en Madrid.