Final Fantasy XIII es la oveja negra de la franquicia en muchos sentidos. La recepción de los fanáticos en el lanzamiento no fue estelar, especialmente en comparación con la exageración que lo rodeaba, y a muchos no les gustó su linealidad más parecida a un pasillo y su falta de apertura (hasta mucho más tarde en el juego). Sin embargo, una vez que te abrochas el cinturón, te espera un regalo. Con un elenco de grandes protagonistas femeninas, algunos protagonistas masculinos que complementan muy bien la historia de las mujeres de este juego y uno de los mejores sistemas de combate de la serie, Final Fantasy XIII merece más amor del que recibe. Su combate, que se enfoca en encontrar debilidades para tambalear a los enemigos, es nuevo, y es un giro tan amplio en la dirección opuesta del excelente (pero altamente divisivo) combate de su predecesor que no puedes evitar admirarlo.

La historia puede ser bastante absurda en un sentido general, pero las historias individuales de cada personaje muestran representaciones de alto nivel de romance, paternidad, amor entre hermanos y más, todo mejorado por un excelente elenco de voces. Y no te preocupes, no nos olvidamos de lo que fácilmente es el mejor aspecto de Final Fantasy XIII, y esa es la música. Masashi Hamauzu hizo con Final Fantasy XIII lo que Phil Collins hizo con Tarzán de Disney: creó una obra maestra cuando nadie la esperaba. Desde «The Promise», que entra y sale de la historia de formas explosivas y tiernas, hasta temas de batalla como «Blinded By Light» y el tema musical de todos los tiempos, «The Sunleth Waterscape», la partitura de Final Fantasy XIII sigue siendo uno al que estamos tocando hoy. | Nuestra revisión

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Dario Reblon
Me apasiona la fotografía y la tecnología que nos permite hacer todo lo que siempre soñamos. Soñador y luchador. Actualmente residiendo en Madrid.