A riesgo de romper las reglas básicas de la disertación, recalquemos que, desde los albores de la humanidad, nos han fascinado las ilusiones ópticas. Siendo nuestras pupilas (para la mayoría de los mortales) nuestro vector más esencial de observación de nuestro entorno, perturbar su percepción con la ayuda de una perspectiva bien colocada o una retícula de colores vivos tiende a perturbarnos… cuando no estamos tratando de ver nosotros mismos lo que no está, mediante pipas místicas o buenas dosis de autopersuasión (la famosa pareidolia). Así que, inevitablemente, hay suficiente para hacer hermosos juegos de rompecabezas, como Superliminal, que jugó con la perspectiva para alterar el tamaño de los objetos. La gente escocesa de Sad Owl Studios decidió ir un paso más allá al permitirnos tejer fotos en el mundo real, superponer diferentes realidades y usar una cámara como herramienta para dar forma al universo. Este es el lanzamiento de Viewfinder, la última pepita del establo Thunderful, y es tan impresionante… como fascinado por su propio genio.

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German Marla
Si hubiera una ciencia basada en el código binario, sería su principal deboto. Dame juegos y circuitos y me harás feliz. Residiendo en Sevilla.