Dune: revisión de Spice Wars

Arrakis, el inhóspito planeta de Frank Herbert y escenario de Dune: Spice Wars, es posiblemente el cuerpo celeste más famoso de toda la ciencia ficción. Surgió hecho a medida para los juegos de estrategia con su terreno asesino, intriga política y un grupo de facciones marcadamente diferenciadas que compiten por el control de su invaluable recurso natural: la Spice Melange. Que las bases del moderno RTS se sentaran allí en 1992 con Westwood’s Dune 2 no fue una sorpresa.

Al igual que Dune 2, Spice Wars es un RTS, pero también es un asunto 4X, y además notablemente tradicional. Te permite liderar uno de los seis grupos rivales que deberían ser reconocibles al instante para los fanáticos de la franquicia (solo los turistas intergalácticos de House Ecaz son relativamente oscuros) atrapados en una lucha constante por la extensión arenosa de Arrakis. Hay escenarios individuales y batallas multijugador disponibles, pero el atractivo principal es el modo Conquista de 25 a 30 horas que se desarrolla en varias misiones, lo que me permite reforzar gradualmente mi control sobre el planeta.

Los objetivos en cada una de estas misiones varían, pero la progresión tiende a seguir una trayectoria típica: primero, enviaría a mis exploradores ornitópteros para localizar campos de especias cerca de la base inicial y anexar pueblos vecinos para expandir mis fronteras. Luego comenzaría a construir infraestructura esencial e investigar nuevas tecnologías (llamadas Desarrollos y divididas en cuatro árboles específicos de áreas: militar, económica, etc.). Y, finalmente, me concentraría en especializarme para prepararme para el final de mi misión actual, ya sea que eso implique desarrollar mi red de espionaje para poder asesinar a líderes rivales sin involucrarme en un conflicto abierto, o adquirir suficiente influencia dentro del Consejo Landsraad para desencadenar una victoria política.