Contada por una hermosa cinemática, el escenario de Leyendas de Minecraft tendría su lugar en un spin-off de la señor de los Anillos. Mientras la paz reina en Overworld, monstruos con hocicos ruidosos emergen de un portal dimensional, esparciendo terror y desolación. Aunque proceden del Mordor de los pobres (el Nether para los que siguen), estos seres tenebrosos -llamados Piglins- son lo suficientemente numerosos como para que tres entidades, ACCIÓN, CONOCIMIENTO y CLARIVIDENCIA, decidan intervenir apelando a la pera de la suerte del jugador. . Después de una selección cosmética (que les permite elegir a su héroe y su montura), el trío invita al elegido a un tutorial improvisado para que este último se acostumbre a su instrumento favorito: ¡un laúd! Una herramienta que sirve como señuelo para los Allays, pequeñas criaturas encargadas de recolectar recursos (madera, piedra, carbón, etc.) mientras invocan golems que actúan como unidades de ataque, defensa y curación. En definitiva, desde los primeros minutos, las inspiraciones del género RTS son palpables y luego esperamos descubrir un sinfín de construcciones, materiales, misiones… Sin suerte, no es así y nos damos cuenta de que el juego tiene su culo entre dos sillas.