Algunos signos son inconfundibles. Aves que emprenden el vuelo o aumentan la intensidad de su canto ante la proximidad del peligro. Unas flores que se cierran antes de que caiga la lluvia. O la llegada tardía de un juego que ha pasado por fases beta bastante complicadas y que finalmente no cumple con las expectativas. Porque había un mínimo, expectativas: por un lado porque aquí hay una nueva colaboración entre PlatinumGames y Square Enix tras el excelente Nier Automata, y por otro lado porque el revestimiento de este Babylon’s Fall recordaba las horas místicas de El Shaddai o el Atmósfera emo-goth de Chaos Legion. Un juego aplazado, un juego transformado, un juego desordenado, pero un juego ya disponible desde principios de marzo. Y frente a los cimientos de esta Babel potencial, esperanzas y signos confluyeron finalmente en las primeras rocas que caían. Queda por ver si el arquitecto detrás de todo había planeado un sistema anti-derrumbe.