Nadie necesitaba un micrófono para juegos a finales de los 90. Infierno, cámaras web apenas existía todavía: si estaba asistiendo a QuakeCon y quería inspirar una envidia turbulenta entre sus compañeros elitistas de PC, su mejor apuesta era una carcasa llamativa y cromada. Ya sabes de lo que hablo: el chasis cristalino, los brillantes kits de refrigeración por agua, los ventiladores monolíticos que sonaban como una nave espacial despegando. Este era el umbral al que se esperaba que aspirara todo geek prometedor. Sin periféricos, sin campanas y silbatos, solo una gran máquina y un monitor grueso, bombeando disparos a la cabeza de Counter-Strike durante toda la noche. Podrías llevar esa PC a tu LAN party local y mostrarles a todos quién es el jefe.

Los micrófonos se han transformado de una curiosidad boutique marginal a una necesidad absoluta.

En esta era maravillosa, las únicas personas que poseían micrófonos de computadora los usaban para sus trabajos diarios.

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Me apasiona la fotografía y la tecnología que nos permite hacer todo lo que siempre soñamos. Soñador y luchador. Actualmente residiendo en Madrid.